miércoles, 11 de noviembre de 2009

SIETE HADAS

Yo pensaba que una cosa así sólo podía sucederte una vez en la vida (o, lo más normal, ninguna), pero hasta ahora me equivocaba.

Cuando nací, siete hadas asistieron a mi nacimiento y cada una de ellas me concedió un don: la belleza, el sentido del humor, una vida muy larga, un futuro con mi príncipe azul, la sabiduría, la riqueza y otra el ser buena persona.

Hasta ayer mismo era una niña con todos los dones del mundo, pero entonces…

Un pequeño ser con unas alitas enanas y pies del tamaño de mi uña meñique me dijo con voz de pito:
— ¡Tienes que renunciar a seis de tus dones y quedarte sólo con uno! ¡Ah! Y sólo tienes un día para decidirte.

Veinticuatro horas estuve pensando hasta llegar a la siguiente conclusión:

El mejor don es el último de todos porque siendo buena persona tienes una sonrisa con la que eres la más bella del reino, siendo buena persona diviertes y animas a los demás, siendo buena persona vives la vida día a día, siendo buena persona enamoras a cualquiera que quieras, siendo buena persona eres sabia porque has decidido ser buena persona, y siendo buena persona eres rica en amigos y seres queridos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué razón tienes!! Muy buena elección. Ojalá nunca se te olvide que lo más importante es ser buena prsona.
Un besazo.

Náyade

Anónimo dijo...

Tu última hada te hizo el mejor de los regalos y "el pequeño ser de las alitas" (¿sería un duendecillo?) seguramente ya sabía que, con el don de la sabiduría que también tenías ibas a elegir como lo hiciste. !Enhorabuena! Y que Dios te ayude a seguir pensando siempre así.
Un montón de besos.

Pocacosa.